miércoles, 4 de julio de 2012

Starting my british life.

El 29 de Junio Laura, Natalia y yo comenzamos esta aventura inglesa que cuando la planeamos, allá por enero, parecía una locura de las grandes. El pasado Viernes, dejó de ser una locura para convertirse en realidad. No faltaron las lágrimas el mismo día de despedirnos en el aeropuerto por alejarnos de lo que más queremos pero, después, cuando veíamos que esta "locura" iba cogiendo consistencia, las lágrimas dieron paso a los nervios y a la intriga por conocer lo desconocido. 

Como todo inicio de viaje, al llegar a Londres, no faltaron las odiseas, las idas y venidas y las pérdidas entre los andenes del metro. Estaciones de metro que, por cierto, no tienen ascensor, y que nos hicieron la llegada a casa un poco más difícil, cada una de nosotras con dos maletas tuvimos que dejarnos la vida subiendo escaleras interminables. Eso sí, tan interminables como las risas que nos echamos por ver que la llegada a casa, a ese ritmo, parecía imposible. Tres horas (que podrían haber sido 45min) de risas  y de perdernos subterráneamente, hicieron de ese nuestro primer día en Londres uno de los mejores comienzos. 

Después de una serie de catastróficas desdichas, por fin llegamos a nuestro destino, un dieciochoavo piso que nos deja las mejores vistas de Londres. Despertar y dormirte con tremendo paisaje no tiene precio.


Han pasado cuatro días y a mis compañeras y amigas de viaje, Natalia y Laura, se nos ha hecho eterno. Parece que esos cuatro días han sido meses. Hemos hecho un montón de cosas y hoy, por fin, podemos decir que ya estamos oficialmente instaladas y organizadas en el céntrico barrio de Paddington, gracias también a nuestra querida Sarah, que más no nos ha podido ayudar. Aunque pocos son los días que llevamos disfrutando del frío Londres, podemos decir que nos encanta. El verde intenso de sus parques, las típicas cabinas de teléfono, los autobuses de dos pisos, olvidarte que los coches conducen del otro lado y que parece que van al revés (salvándonos la vida las unas a las otras ante el peligro de que nos atropellen) las vistas, los ingleses, apoyar a España en la final de la Eurocopa en un bar repleto de italianos, perdernos en la vuelta a casa (una vez más) ¿y por qué no? este clima otoñal están haciendo que la maleta de ilusiones, ganas de aprender y objetivos por cumplir aumente cada día.


Continuará....

Another Day In London. 




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